Hace muy poco un chico fue asesinado en Venezuela. En vivo, mientras transmitía un vivo en sus redes sociales. Lo buscaron esos a quienes no dejaba de denunciar en sus redes: delincuentes, entes del Estado. Lo que estuvo denunciando en internet llegó un día a tocarle la puerta (en sentido absolutamente figurado) y quitarle la vida.
Ya hace un año que las comunicaciones en mi país son raras, casi cifradas. En el grupo con mis amigas de la universidad, a veces los que estamos fuera de Venezuela preguntamos “¿podemos hablar de eso acá?”, porque las noticias de personas presas o desaparecidas porque tenían un meme en su celular abundan. Y al mismo tiempo se escuchan cada vez menos, porque hacer referencia a eso se convierte en un peligro en sí mismo.
Cuando me dicen que “internet no es el mundo real” pienso en cosas como esta.
En Argentina el presidente actual es un tipo que consturyó buena parte de su imagen pública en internet. Entendió que el juego estaba ahí. Así como Chávez en su momento dirigió su atención a un sector de la población que se sentía solo, desamparado, olvidado y usó eso a su favor para seducirlos y embaucarlos, para arrebatarles todo un país. Milei voltéo hacia Twitter y Tiktok y echó raíces fuertes entre esos que estaban detrás de una pantalla esperando que alguien les dijera algo “diferente”.
Hay evidencias de que Obama y Trump (por lo menos) usaron a su favor las posibilidades que ofrecen las redes sociales para posicionar su imagen y su discurso y alzarse victoriosos en sus respectivas elecciones. Cuando encuentras las forma de que “la persona de internet” tome una decisión que impacta en el “mundo real”, esa división ya se hace un poco más borrosa.
Si unas elecciones presidenciales se pueden ganar desde internet, entonces internet es el mundo real. O al menos una parte de él.
En los últimos años he convertido mi tuiter en una cámara de eco donde solo leo lo que yo mismo digo. Hace unos años intentaron “funar” a una amiga por decir cosas DEMENTES como “el racismo existe” o “pendiente con esta persona y su complejo de salvador blanco”. Listo. Enemiga pública número uno. Varios de los que consideraba “panitas de tuiter”, los populares mutuals, saltaron a decir cosas sobre ella y sobre su trabajo. Tener una opinión propia sobre algo está bien. Que yo esté o no esté de acuerdo con esa opinión está bien. ¿Que tus comentarios se conviertan en puente para que personas racistas, misóginas, xenofóbicas y demás liberen todo su odio y pestilencia con algún tipo de “justificación”? Creo que el límite está ahí. Dejé de seguir a unos cuantos, silencié a otros muchos.
Porque eso que mostraron ahí también es parte de ellos. No puedo hacer como que lo que dices o compartes en redes sociales no es parte de tu sistema de creencias, de pensamiento, de tu manera de entender el mundo. “Es que su personalidad en tuiter es más así, más ratica”. Todas las versiones del mito son el mito, como dijo mi pana Levi-Strauss.
Ser venezolano en este momento de la historia implica tener a tus amigos desperdigados por el mundo. La forma más efectiva de seguir manteniendo un vínculo vivo, en especial de amistad, es poder seguir construyendo recuerdos juntos. Poder seguir formando parte del camino de esa otra persona, ya sea en tiempo real o en diferido, pero mantener la comunicación es clave. Internet y las redes sociales nos han permitido eso.
Sería muy gracioso ver a uno de tus amigos de toda la vida y retomar la interacción donde la dejaron hace 10 años, porque “internet no es el mundo real” y lo que cuenta es lo que pase cara a cara. Si el/la internet me está permitiendo seguir formando parte de la vida de mis amigos, entonces es tan real como el abrazo que nos damos años después al encontrarnos de nuevo.
Cuando le das clic a un enlace y terminas sin dinero en tu cuenta de banco. Cuando quieres hacerle un regalo a alguien y tomas tu teléfono para enviarle una comida. Cuando pierdes tu trabajo por algo que subiste en tus redes. Cuando logras reparar algo en tu baño mientras sigues las instrucciones de un youtuber. Cuando empeizas a odiar a un grupo en específico porque cada vez ves más cOnTeNiDo “desagradble” sobre esas personas. Cuando vez la publicación de un gatito en adopción que luego se convertirá en el amor de tu vida.
En cada una de esas situaciones la internet nos ha mostrado lo fuertemente involucrada que está con esa “vida real” que nos gusta tener tan delimitada.
Es todo real.
Eso no necesariamente quiere decir que una amenaza en internet se hará realidad en algún momento. Hace poco hice un show con un amigo a quien le habían ofrecido unos golpes por un chiste sobre Israel. Nos quedamos esperando. Fue particularmente triste porque esta persona había dicho que había comprado entradas para el show y nos servía la venta. Las mentiras de internet también tienen su efecto en el “mundo real”.
No es necesario vivir con esa paranoia, pero tampoco veo saludable guardar todo lo que pasa en internet o redes sociales como “falso”, como si perteneciera a una extraña ficción en la que todos estamos representando un personaje diferente al que interpretamos en otras facetas. De hecho sí, eso lo hacemos. Pero lo hacemos en todos lados. Somos versiones más o menos diferentes de nosotros mismos en distintos ámbitos de nuestra vida. Internet es solamente uno de esos ámbitos.
Ojo con eso.
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Estoy OBSESIONADO con el Tiny Desk de Rico Nasty. Me parece lo más metal/punk/crudo que ha sacado esa gente en un rato. Muchas de las canciones que interpretan allí son del último disco de Rico, LETHAL, que también está muy divertido, en especial si te gusta esa mezcla de géneros que hay ahí: rap, trap, metal, punk, todo en uno. Hermoso.
[contenido] en vivo
Estas son las fechas que tengo por ahora. Todas en Argentina, todas en Buenos Aires (o muy cerca). Creo que ya loquié mucho el primer semestre del año y ahora necesito reagrupar y replantear el próximo semestre y principios de 2026 jejejeje. Las entradas las consiguen aquí.
16/07 Comedy and Jazz
24/07 ¡Es César! Buenos Aires
29/08 ¡Es César! Ballester
Los tqm
Como le doy like a esto? Me descargué la app para leerte. Estoy bastante de acuerdo, cuando hay personas comprándose casas por las ganancias de lo que sube a internet, es evidente que internet también es el mundo real. Hace años que veo a estas “raticas” o “trolls” diciendo lo que piensan sin ningún tipo de filtro y excusándose cuando las personas reaccionan negativamente con un “es solo un tweet no es para tanto” “es un personaje” ahora hacer podcasts e intentar lavar su imagen. Tanto que ahora lo trendy es ser “políticamente incorrecto”, “polémico” (porque los modales, la empatía y considerar al otro pasaron de moda, aparentemente). Quizá en la vida real también tenemos roles distintos, máscaras distintas dependiendo del lugar o persona con la que interactuemos. Pero en el internet, el “cyber espacio” como le decían en los 2000, todos pueden ver todo en cualquier momento, y eso es algo que muchas personas han tardado en comprender desde un lugar ético, aunque si que lo han entendido desde la perspectiva de que más vistas = más dinero.
Tinder me arruino la vida!